Entre trenes y locomotoras y rodeados de un ambiente festivo y distendido, podremos descubrir estudios de diseño de mobiliario, comprar antigüedades, ropa vintage, discos, libros, cuadros, fotografías de autor, comida, relojes, muebles… La variedad es enorme, dentro y fuera de la nave central: en el interior de la estación se encuentran los jóvenes emprendedores que quieren mostrar sus productos, y el exterior está reservado para los particulares, con sus puestos repletos de objetos de segunda mano: ropa, instrumentos musicales, triciclos, discos de vinilo…
Y si el tiempo acompaña, un descanso en su terraza exterior, ambientada con música en directo, para comer o simplemente tomarse un aperitivo resulta imprescindible después de haber recorrido los más de trescientos puestos que componen este Mercado.